Bolivarianos con Barrick Gold


Dilema para ambientalistas chavo-kirchneristas

Por medio de La Nación (3/8) nos enteramos de que el sanjuanino Gioja se había ganado la candidatura a vicepresidente junto a los Kirchner, para 2011, en la misma ocasión en que se decidió elegir a la ciudad de San Juan como sede de la reunión del Mercosur que acaba de finalizar.
Gioja es la punta de lanza de las mineras de cielo abierto y el mayor artífice de la explotación de Pascua Lama, con Chile, a caballo de la cordillera. Se trata del mayor proyecto conocido de destrucción de glaciares y un monumento a la estafa en materia impositiva.
El lugar de la cumbre no fue al cuete, porque en la declaración final, los presidentes del bloque, más el canciller de Venezuela, desarrollan una enérgica defensa de la minería que se practica en el continente, “importantes, dicen, para el desarrollo económico y social”. Lula firmó, naturalmente, con las dos manos, pues gran parte de la euforia capitalista en Brasil, en el último lustro, obedece a la privatización de la minería; o el chileno Piñera, que se esfuerza en estos momentos por hacer pasar una ley que prorrogue por otros 17 años la inamovilidad fiscal y cambiaria en beneficio de las mineras. Pero lo mismo hicieron los bolivarianos, que han descubierto en la minería de los grandes pulpos el modo de financiar “la transformación nacional y popular de nuestros países”. La euforia embargó al secretario de Minería, Jorge Mayoral, el hombre de la minería en el gabinete kirchnerista, que aseguró que la actividad de los pulpos mineros “mejora la calidad de vida para muchas de nuestras comunidades”.
La minería capitalista es una verdadera mafia internacional, que acaba de derribar, por ejemplo, al gobierno de Australia, que pretendía recoger para su país una proporción de la magra renta minera que recibe su país. En fecha reciente, los capos de la Barrick se fotografiaron con la Presidenta de Argentina, durante la super reunión de los países que integran el G20, algo que está reservado para muy pocos, pero que puede considerarse como un mensaje mafioso al Congreso argentino que pretende aprobar sin éxito una ley de protección de glaciares.
Esperamos que los muchachos bolivarianos se pronuncien sobre este atropello –sean kirchneristas o centroizquierdistas, como la agrupación universitaria La Mella.

Miguel Gómez